En España, casi un 30% de la población tiene más de 65 años. El panorama con el que nos encontramos hoy es incierto debido a las carencias de la ley de dependencia. Además, la mala gestión de las ayudas domiciliarias y sus retrasos (en muchas ocasiones superan el año) dificultan más las cosas, ya que estamos hablando de personas y familias con necesidades básicas que no pueden esperar. Además, en la inmensa mayoría de los casos, cuando las ayudas llegan, son insuficientes. A pesar de que contemos un porcentaje muy elevado de personas mayores en nuestro país, no reciben la atención suficiente, y muchos de ellos se encuentran hoy en una situación de extrema indefensión.
Se echa en falta hoy una entidad u organismo de voluntariado específico para dar asistencia a este colectivo social. Y es que estamos hablando de personas mayores desamparadas, que no tienen familia o que en muchos casos las familias no se hacen cargo de ellas. Si comparamos las políticas sociales que tiene España con las que existen en los países nórdicos descubrimos que estamos a años luz de ellos. Y es que hoy en día se tratan de poner soluciones a corto plazo y que sólo actúan como parches que no solucionan el problema de fondo.
Faltan políticas de protección social en las circunstancias de pre demencia, demencia, marginación y aislamiento social que sufre el colectivo de la tercera edad. Y es un problema que nos concierne a todos los integrantes de la sociedad. Es un hecho que nuestros mayores han trabajado durante más de cuarenta años arduamente para generar un estado de bienestar y riqueza suficiente para pagar sus pensiones de jubilación. No podemos mirar a otro lado, y debemos plasmar en la realidad unas propuestas que no deben limitarse al mero discurso político.